No todo en el mundo del arte es profesional, ni todos los profesionales nacieron siéndolo. Hay grandes obras de arte que nacen de la pluma, de los pinceles o del talento de amateurs que, sin haberse preparado estrictamente para ello, poseen una intuición y una frescura que valen un potosí. Y también hay momentos en que salirse de los esquemas e irse al conocimiento que aporta el sentido común vale la pena. Y de eso saben mucho las madres. Quizás por eso hay tantos títulos en que salen a colación, como Todo sobre mi madre, Mamá cumple cien años, La madre de la novia y muchos más.
Aunque no lo creamos, las madres saben mucho más Derecho práctico que lo que podemos encontrar en miles de códigos. Y hay que escucharlas. En nuestro teatro y fuera de él.
No hace mucho, alguien me hacía una pregunta en tuiter, a…
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