Antes de la enésima revolución tecnológica, ésa en la que nos hallamos inmersos, nos guste o no, todo el mundo pensaba que al mundo del arte poco le iban los adelantos científicos. El talento, las musas, la inspiración y ese aura romántica y bohemia que nos muestran las películas parece que casan poco con tecnologías. Pero las cosas no son siempre así. Y sin adelantos, ni los efectos especiales de las películas, ni todas las posibilidades que hoy tenemos darían unas obras de la calidad a la que nos vamos acostumbrando casi sin darnos cuenta.
Pero Toguilandia es otra cosa. Aquí todavía necesitamos de bolis, grapadoras, pósits, típex y rotuladores fosforitos de los de toda la vida. Y claro, vamos a otro ritmo. Por eso, si un día, de repente, nos encontráramos que todo está domotizado, nos entraría un susto de miedo. Y si no me creen, pasen y…
Ver la entrada original 985 palabras más