No son pocos quienes, al referirse a lo que se arrastra del pasado, echan mano del dicho “de aquellos polvos, estos lodos”. Y en muchas ocasiones, no sin razón. Pero como yo soy más optimista, prefiero acudir a la figura de recoger lo que se sembró, que no tiene por qué ser malo. Y es que ni en la vida ni el teatro podemos prescindir de lo que nos ha ido conformando, con el concurso además de la propia voluntad. Construir sobre bases falsas nos puede llevar a erigir El ídolo con los pies de barro, por más que nos encomendemos a El cielo Protector, y si descuidamos lo que se siembra nos podemos encontrar con Los chicos de maíz escondidos en ello.
En el mundo del espectáculo, una buena siembra consiste en formación, disciplina y trabajo unidos al indispensable talento, aunque sin olvidar unas dosis de…
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