Como nos enseñaban en el colegio, toda trama tiene tres partes: planteamiento, nudo y desenlace. Y, desde luego, todo buen guión debe tenerlo. Y si falla cualquiera de las tres partes, la función se nos viene abajo.
Y, como siempre, en nuestro teatro no puede ser de otra manera. Nuestros guiones se dividen en tres partes muy diferenciadas, más, si cabe, que en las tablas del escenario al uso. Y así, empezamos con la denuncia, querella, demanda o similares, marcamos el nudo en las calificaciones de las partes, y acabamos con un desenlace como toca, la sentencia. Y de nosotros depende mantener el ritmo para que ninguna de las partes haga fracasar el espectáculo.
La denuncia, la querella, o la demanda en su caso marcan el principio de la historia. Son el “Erase una vez..” de los cuentos, el “En un lugar de la…
Ver la entrada original 742 palabras más